Ni los muertos respetan. Durante el sepelio del compañero Roger Montezuma, asesinado en el marco de la brutal represión en Bocas del Toro, agentes policiales fueron enviados a grabar, vigilar y hostigar a los dolientes que acompañaban el cortejo fúnebre.
Una provocación vil e inhumana que solo puede venir de un gobierno autoritario, cobarde y enemigo del pueblo.
Este acto indignante demuestra que el régimen de Mulino y Ábrego no tiene límites: ni los cementerios escapan a su persecución.
Pero no nos van a intimidar. El pueblo se mantiene de pie. Y la memoria de Roger Montezuma vive en cada lucha. (extraido de la cuenta de instagran de conusi)
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