¿Unificar a Brasil? Los grandes desafíos para el inédito tercer mandato de Lula

El presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, sabe que tiene que gobernar «para los 215 millones de brasileños» y ha asegurado que «no existen» dos países. Pero los resultados del balotaje muestran que no lo tendrá nada fácil: las urnas reflejan un país fracturado entre dos visiones opuestas, y un Congreso y tres importantes estados dominados por el bolsonarismo.

Lula, que disputó su sexta campaña y se hizo con una inédita tercera victoria presidencial, reconoció en su discurso de celebración que gobernará «en una situación muy difícil».

Por ahora, el exmandatario (2003-2010) no ha recibido la llamada de Bolsonaro para felicitarle por su victoria, como tradicionalmente hacen los candidatos derrotados en Brasil, y a pesar de que varios de los colaboradores y aliados del ultraderechista lo hicieron en la noche del domingo. También países como EE.UU., China, Rusia, Argentina o Francia, entre otros muchos, le han felicitado y se han mostrado dispuestos a trabajar con él.

«Me gustaría estar simplemente alegre, pero estoy alegre y medio preocupado. Porque a partir de mañana tengo que empezar a preocuparme por cómo vamos a gobernar este país. Necesito saber si el presidente que hemos derrotado permitirá que haya una transición, para que podamos tener conocimiento de las cosas», aseveró Lula, que a sus 77 años recién cumplidos se convertirá el próximo 1 de enero en el presidente con más edad en asumir el cargo.

Pero probablemente este ‘impasse’ creado por Bolsonaro –algo previsto dada su intensa campaña de descrédito de las urnas– y el hecho de que haya ganado con el margen más estrecho (50,9 % frente a 49,1 %) desde la redemocratización del país, no será el mayor escollo al que tenga que hacer frente el izquierdista en los cuatro años de gobierno que tiene por delante.

Unir el país

«Tengo dos meses para montar gobierno. Necesito escoger bien cada personas que va a participar en la nueva democratización de nuestros país», dijo sus seguidores la noche del domingo.

Su primera meta será tratar de unir un país completamente polarizado desde que el excapitán del Ejército llegó al poder con un discurso de odio hacia una izquierda, que estuvo 14 años en el poder hasta que la expresidenta Dilma Rousseff fue destituída por el Congreso en 2016.

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